A los seres humanos les gusta coleccionar de todo, incluso recibos.
¿Quién no guarda infinidad de recibos, resúmenes bancarios y demás? Se hace pensando en organizarlos y estudiarlos después, pero muchas veces no hay tiempo.
Una vez que se ha preparado el espacio para organizar las finanzas personales, es el momento de organizar los papeles y librarse del desorden. El propósito es simplificar la información a guardar y archivar solamente lo que sea necesario.
Lo que hay que guardar
Declaraciones de impuestos
Guarda las declaraciones de impuestos de los años anteriores junto con toda la información que se usó para calcularlos.
Es una forma de estar protegido. Aunque existen un límite de tiempo para que hacienda reclame recibos, si piensan que ocultaste información de forma deliberada o cometiste fraude, ese límite puede que no cuente.
Inversiones
Lo que necesitas saber es cuanto dinero pusiste, por cuanto los vendiste y el rendimiento anual que dieron mientras los tuviste.
Cuando compras o vendes cualquier tipo de inversión, la plataforma o el agente que usaste para hacerla enviarán confirmación. Guárdalas. Las necesitarás, junto con las declaraciones de dividendos de las acciones y fondos de inversión que tengas.
Nóminas y contribuciones a planes de pensiones
Al menos durante el año, hasta que presentes la declaración de impuestos.
Seguros
Aunque no tengas un seguro de vida, se usan muchos tipos de seguros a lo largo de la vida. Hay seguros médicos, seguro del coche y del hogar, además de seguros que se contratan de forma puntual, como un seguro de viaje.
Debes guardar la poliza original y contrato firmado durante todo el tiempo que mantengas el seguro. Una vez que lo cancelas, puedes deshacerte de los papeles un par de años después.
Informes médicos y facturas de gastos médicos
Muchas veces son deducibles, dependiendo de las leyes locales.
Si tienes cuentas pendientes, debes guardar los recibos médicos hasta que el seguro haya pagado su parte. Si se trata de una enfermedad de larga duración, o una enfermedad crónica, habrá que guardarlos durante más tiempo.
Tarjetas de crédito y recibos de compras
Debes guardar los recibos de los pagos hechos con tarjeta de crédito hasta recibir el balance mensual listando compras, devoluciones y pagos.
Si has comprado objetos que tienen una garantía, y las garantías no están registradas digitalmente, guarda los recibos mientras la garantía esté vigente.
Si tienes disputas sobre un cobro erróneo o estás esperando que te devuelvan dinero, debes guardar esos recibos y balances hasta que se resuelva la situación.
También debes guardar el recibo si piensas que devolverás el objeto.
Puedes deshacerte de muchos de los recibos cuando hayas cerrado cuentas y calculado tus impuestos. Si usas un programa contable, puedes deshacerte de los recibos una vez que hayas entrado la información, exceptuando los que puedas necesitar por temas de impuestos, garantías y devoluciones.
Cuentas de la casa
Los gastos de alimentación, ropa, transporte, educación, gas, electricidad y agua no suelen ser deductibles, salvo excepciones. Guarda los recibos si se da el caso de una de esas excepciones, o si estás disputando la cantidad, y tira los demás después de haber apuntado los gastos. Es bueno apuntar los gastos para calcular presupuestos o decidir si conviene cambiar de proveedor.
Situaciones especiales
Guarda la información si has hecho donaciones deductibles, tienes planes especiales de reducción de impuestos. Aquí se incluyen planes para reducir los impuestos que los herederos pagarán en caso de defunción.
Quienes trabajan por cuenta propia o trabajan desde casa pueden tener derecho a deducir algunos de los gastos domésticos y deberán guardar los papeles y recibos relevantes.
Copias de seguridad
Mucha de la información financiera se guarda en hojas de cálculo, programas contables o documentos electrónicos. Guarda al menos una copia de seguridad de las carpetas y los archivos electrónicos que contienen la información financiera.
El objetivo es poder continuar como si nada hubiera pasado en caso de que el ordenador se estropee o caiga ante un virus.