Empieza por no llevarte a casa cosas que vayas a tirar a la basura inmediatamente. Si el establecimiento donde compras recicla los paquetes y lo envoltorios, deja allí todo lo que puedas.
Lleva a todas partes bolsas de tela o de cuerda, o bolsas de plástico resistente, o bolsas de plástico ya usadas. Al hacer la compra, no es necesario que envuelvas con más plástico los productos que ya vienen envasados en plástico, como la carne o el queso.
Elige el producto con el envoltorio más simple, y que no sea de plástico, si es posible. Compra frutas y verduras sueltas, compra legumbres a granel, compra pan en la panadería local y pasteles en la pastelería loca., que probablemente usen bolsas de papel y bandejas de cartón, en lugar de bandejas de poliestireno. También se pueden comprar a granel otros productos.
Comprar localmente evita tener que usar el automóvil y también ahorra carburante y humos tóxicos.
Trata de no desperdiciar energía
Cuando celebres una fiesta, usa platos, vasos y cubiertos de verdad y no los de plástico. Si se trata de usar y tirar, procura que al menos sean materiales reciclables.
Cuando compres ropa, para vestir o para la casa, busca fibras naturales y materiales sostenibles.
Y pide que se generen menos residuos
Reducir la cantidad de residuos que generamos es muy importante.
Si los productos que te gustan tienen demasiado embalaje, haz uso de tus derechos como consumidor y escribe a la empresa comunicándoles tu inquietud y sugiriendo que busquen formas de reducirlo. Las empresas suelen prestar atención a sus clientes y seguro que buscarán la forma de cambiarlo.
Apoya las campañas que tienen como objetivo generar menos residuos, como las que obligan a pagar por las bolsas de plástico.