La vida moderna es sedentaria. La mayoría de nosotros no hacemos mucho ejercicio, casi no caminamos y no nos movemos tanto como deberíamos. Incluso a aquellos a quienes les gusta hacer ejercicio en el gimnasio no les resulta práctico ir todos los días.
Afortunadamente, hay pequeños cambios que puedes hacer para moverte más sin tener que alterar drásticamente tu rutina. Aunque no sean una sesión de gimnasia, es mejor que no hacer nada.
Si es posible, sube por las escaleras. No cojas la rampa ni el ascensor. Al menos, procura subir, o bajar, un par de pisos por las escaleras antes de cojer el ascensor. Es una forma fácil de incrementar el número de calorías que quemas en un día. Si quieres añadirle un poco más, sube los escalones de dos en dos… pero bájalos de uno en uno.
Si coges el transporte público, felicitaté. Quienes usan el tranpsorte público suelen estar más delgados y saludables que quienes van a todos sitios en coche. De todas formas, puedes mejorar. Procura andar y coger el autobús en la siguiente parada o bájate en la parada anterior a la tuya y completa el trayecto a pie.
Si tienes que estar sentado durante mucho tiempo, procura levantarte y estirarte a intervalos regulares. Lo ideal sería dar un paseo aunque sea dentro del edificio. También es posible estirarse sin levantarse de la silla o mover las piernas, como si caminaras, debajo de la mesa.
Si vas a recorrer menos de dos kilómetros, camina o ve en bicicleta. Aproximadamente la mitad de los viajes que hacemos en automóvil son de menos de tres kilómetros, pero generan más contaminación que los viajes más largos, ya que el motor no tiene tiempo de calentarse adecuadamente.
Si has ido en coche, no aparques en la puerta. Procura aparcar un poco más lejos y ve andando el resto del camino hasta el sitio al que vas. Será una sesión doble porque también tendrás que caminar para volver a coger el coche.
Si mantienes este tipo de hábitos, tus esfuerzos se sumarán con el tiempo y te sentirás mejor al ser más activo.