Aprender a nadar y cómo salvar a alguien que se está ahogando es una habilidad imprescindible, incluso para quienes no viven en la costa, ni cerca de un lago, pantano o río.
Algunos estudios han concluido que una persona puede ahogarse en un mililitro de líquido por cada kilogramo que pesa.
Si las estadísticas no mienten, ahogarse es la tercera causa principal de muerte no intencional en el mundo. Eso equivale a casi 250.000 muertes cada año y muchísimas podrían no haber ocurrido.
Si conoces a alguien que no sabe nadar, trata de enseñarle. Al menos intenta convencerle de que aprenda. Al menos deberían aprender a flotar, acostándose de espaldas en el agua, abriendo brazos y piernas en forma de estrella. Esta es también la forma en la que un nadador puede descansar un rato.
Tampoco viene mal tener algo de conocimiento complementario sobre lo que son las corrientes de agua y las mareas. Hay muchos nadadores que lo desconocen y por eso se meten en problemas. Este desconocimiento es más común entre los habitantes de las ciudades que quienes viven cerca del agua.
Y procura nadar hoy un buen rato para mantener tu habilidad y resistencia.